En un contexto económico desfavorable, los cambios negativos en la economía afectan por partida doble a las mujeres. por los diversos factores que conforman la desigualdad de los géneros. En 2018 los indicadores económicos que miden la brecha entre hombre y mujeres resultaron negativos y el dinero destinado por el Estado para contener la situación tampoco ayudó.
La pérdida de poder adquisitivo es un ejemplo: mientras que la caída general fue del 15,6%, las mujeres sufrieron un recorte aún más fuerte del 16,7%, según un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) publicado en el marco del Día Internacional de la Mujer.
Detalla además que ha habido entre septiembre de 2017 y el mismo periodo de 2018 una notoria caída del salario real en sectores productivos con fuerte participación de mujeres, como servicio doméstico (-18,8%); confecciones (-17,4%); enseñanza (-16,9%); y servicios de salud (-10,9%).
Al ser uno de los grupos más propensos a la precarización y la informalidad laboral, la diferencia porcentual del 20% en la tasa de empleo y de actividad tampoco es favorable. Y aunque esta relación cambió porque la participación de mujeres aumentó en el mercado laboral (la brecha en la tasa de actividad se redujo en 1,4 puntos y en la tasa de empleo en 1,2 puntos, respecto al mismo trimestre del año pasado), la explicación es que «la fuerte caída de los ingresos reales de las familias, ellas deben dedicar más tiempo al trabajo productivo remunerado como forma de mantener el mismo patrón de vida en sus hogares».
El trabajo reproductivo también es un factor de diferencias. «Las mujeres destinan menos horas al trabajo productivo remunerado debido a que dedican casi el doble de tiempo a realizar trabajo doméstico no pago, es decir, realizan una doble jornada donde no todas las horas son remuneradas», señala el informe.
Es que, de acuerdo a los úlltimos datos disponibles del Indec (2013) el 76% del trabajo no remunerado es realizado por mujeres, quienes en promedio dedican 6,4 horas diarias, mientras que sus pares varones solo dedican 3,4 horas.
Le brecha de desocupación aún está latente. La misma llegó en el tercer trimestre del 2018 a representar al 10,5% de la población económica femenina, un punto porcentual por encima del mismo período del año anterior. Mientras, la desocupación en los variones sólo creció medio punto lo que simboliza una desigualdad en este indicador del 0,5% en aumento.
Estas cifras, reunidas, explican el desplome hasta la fondo de la categorización de la Argentina en el ranking global de brechas de género en el mundo laboral y económico que realiza de forma anual el Foro Económico Mundial: en 2016 ocupaba el puesto 101 y en 2018 pasó a ocupar el 114. Los países relevados son 144.
Recortes desde el Estado
El ajuste en el presupuesto destinado a programas con afectación específica al colectivo de mujeres para el 2019 es de 42% respecto al de 2018.
Desde la UNDAV adviriteron que el 60,6% del total asignado corresponde a la partida que se aplica al “Programa Hacemos Futuro Juntas” (ex Ellas Hacen) por lo que la misma recibirá un achicamiento en términos reales de la mitad del presupuesto, «tanto si se compara con 2015 o 2018”, afirman.
“El retroceso no solo se puede medir en términos cuantitativos sino también de forma cualitativa. El Programa Hacemos Futuro tiene como principal objetivo la finalización de los estudios formales, abandonando la primacía que adquiría la problemática específica de violencia de género en el Ellas Hacen”, justifica el documento.
Por otro lado, el dinero destinado al Programa de Erradicación de la Violencia de Género contra las Mujeres a cargo del Instituto Nacional de las Mujeres (INAM) sufre de un recorte del 0,7% en términos reales con relación al presupuesto vigente en 2018 y del 7,3% respecto a la ley de presupuesto de 2018.
Fuente: BAE