Lamentablemente se está volviendo una constante las noticias sobre robos y destrozos en las edificaciones y predios en los que trabajan los clubes concordienses, que a pesar de la pandemia y el golpe de efecto de la crisis económica, siguen luchando contra “viento y marea” para mejorar sus instalaciones.
Incontables son los robos y destrozos que han sufrido en su momento Victoria, Santa María de Oro, el Club Estudiantes Concordia con una vasta y penosa experiencia que llega hasta la actualidad, mismo Sarmiento Fútbol Club, Los Espinillos, Salto Grande y ahora se suma a ésta triste nómina el Club Social y Deportivo La Bianca. En todos los casos son pérdidas económicas importantes, algunas de mayor o menor alcance, pero más allá de eso de suma implicancia para las arcas de las instituciones.
Las exposiciones policiales se acumulan, algunos elementos esporádicamente se recuperan pero en el mientras tanto, cada mañana los dirigentes amanecen con la incertidumbre de encontrarse con novedades desagradables o el alivio de que se sobrevivió a un día sin daños.
Genera fastidio, desgano y desolación que no haya una alternativa de respaldo para los clubes de concordia que tanta contención brindan a la sociedad, sin aspiraciones políticas ni otro sentimiento que no sea la pertenencia, ver bien al segundo hogar y la comunidad que allí concurre.
En tiempos de pandemia la atención está bien centralizada en lo prioritario que es cuidar de la salud de los concordienses, pero no hay que olvidarse que el deporte también es salud y necesitamos de nuestros clubes para ello, por lo cual es vital no dejarlos caer, protegerlos y en la medida de las posibilidades brindarles una solución ante el flagelo de la inseguridad.-