Veinte por veinte con Juan Pablo Chacón

Se ganó el respeto y la admiración de la familia de Los Espinillos. No solo por su entrega, su calidad o su despliegue sino por el trabajo que realizó en la institución. Juan Manuel Chacón habla de sus 30 años de vida en el “Rojo”, se arrepiente de no haber jugado más tiempo y reconoce que lo que aprendió en el club no lo vivió en otro lado.

1- ¿Quién es Juan Manuel Chacón?

Un hombre de 57 años, casado y con 3 hijos. Trabajo hace más de 30 años en Concordia y estoy comprometido con la realidad de mi país, de mi ciudad y de mi club.

2- Sos una persona que ayuda permanentemente con los trabajos de mantenimiento del club, ¿continuaron con tareas durante la cuarentena?

En medio de la cuarentena y con los permisos correspondientes continuamos con las tareas en el predio nuevo. En mi caso, estoy en el grupo de riesgo por eso asisto en determinadas ocasiones. Vale destacar que se cortó el pasto y se agilizó la tarea de sembrado en la cancha principal y en la auxiliar.

3- ¿Se puede decir que la cuarentena les permitió acelerar el trabajo de sembrado?

Sí, tal cual. Nos vino bien para continuar con el sembrado. Justamente la semana anterior a que se decrete la cuarentena obligatoria se sembró y tuvimos suerte que a la semana siguiente llovió así que nos vino bárbaro. Hace unos días pudimos emparejar el pasto y resembramos nuevamente la cancha. Quedó muy prolija tanto la cancha principal como la de entrenamiento.

Este año en lo que respecta a lo deportivo es posiblemente que pase de largo por eso le estamos metiendo ficha al predio. Nos queda terminar el cercado del predio, de las canchas y acelerar el trabajo de los vestuarios.

4- ¿Sos uno de los jugadores que más partidos disputó con la camiseta del club?

Son 30 años que jugué en el club. Entre 1990 y 2000 no jugué porque me fui a Buenos Aires a estudiar, luego me recibí, me case y esa época no la viví. Siempre del lado del Rojo, desde 1974 cuando empecé, que entrenamos en el Club Hípico. Me acuerdo que duramos dos semanas en esa cancha, nos echaron porque la rompimos toda. Al año siguiente pasamos al Club Libertad y fue la época donde arrancamos a jugar con toda mi camada.

5- En todos estos años de actividad, ¿cuál fue el partido que más te marcó?

Los partidos que más te marcan son las finales. Yo tuve la oportunidad de integrar tres equipos que salieron campeones. La primera fue la de 1982 en Colón, recuerdo que la cancha tenía un ingoal en donde el agua te llegaba a la mitad del tobillo. Después, las finales del 2018 y 2019 que fueron muy estremecedoras.

6- ¿Qué más me podes contar de la final de 1982?

Nos tocó jugar en la cancha de Colón contra Universitario de Concepción del Uruguay. Ganamos con un try del Mono Mosna. Recuerdo que al equipo lo conducían Martín Cazenave y el Cabezón Montorfano. Éramos muy fuerte y compacto para esa época. Era un rugby diferente al que jugamos en la actualidad, se jugaba distinto, eran otras reglas, otra preparación. Los ruck se llamaban montonera y el tiempo que duraba lo decidía el referee. Fue nuestro primer campeonato, por ende no lo vamos a olvidar jamás.

7- ¿Y de los campeonatos del 2018 y 2019?

Yo creo que en ambos hubo mucho mérito del entrenador y su cuerpo técnico. Supieron manejar bien el grupo y los problemas internos. Además, exprimieron al máximo lo mejor de cada uno. Fuimos un equipazo.

8- ¿Fue una fiesta la del 15 de septiembre de 2019?

Sí, fue una fiesta del rugby. Independientemente de que alguno de los dos clubes tenía que ganar se vivió una fiesta en el Club Regatas. Llegó a ver en el partido mucha gente de Paraná, nos dirigieron árbitros de primer nivel y el colorido de las hinchadas fue único. Concordia estuvo a la altura.

9- ¿Cristhian Fernández guió el éxito?

Sin dudas. Realmente fue muy importante lo que hizo en el club. Hablamos con él que la vara quedó alta, ahora el trabajo será sostenerla y seguir generando el hambre de gloria. Si se ganaron dos campeonatos debemos ir por tercero.

10- Sacando el de la final, ¿qué clásico recordás con cariño?

Uno que jugamos en cancha de Salto Grande, terminamos con 11 jugadores y ellos con 15. En ese partido metimos un try de mol y lo liquidamos. También, pese a no jugarlo, recuerdo el 99 a 0 que fue apabullante. Siempre le reconocí a la gente de Salto Grande la hidalguía que tuvieron para terminar el juego.

11- ¿Cuál fue el entrenador que más te marcó?

Fue el primero que tuve: Juanjo Mc Loughlin. Él no nos marcó las destrezas, habilidades y esfuerzos sino que nos inculcó los valores del rugby que me quedaron para toda la vida. En esa época éramos 60 chicos en infantiles y él nos dirigía. Nos hablaba a cada uno de la importancia de los valores, no había rivales y el compañero que tenía tu misma camiseta era tu hermano.

12- Fuera de Los Espinillos, ¿jugaste en otro club?

Sí, cuando me fui a Buenos Aires jugué en San Carlos. Me invitó a jugar un fin de semana Ernesto Tachi me convenció y jugué dos años. Después, cuando me fui a vivir a Quilmes jugué en Don Bosco. Me adapté en ambos clubes, tuve compañeros pero no amigos. Los amigos los haces en tu lugar, en tu club. Mi lugar es Los Espinillos donde me siento cómodo.

13- ¿Qué anécdota recordás fuera de una cancha?

Cuento una. Yo soy abogado y un día estábamos en una audiencia en Paraná, resulta que con el otro colega no llegamos a un acuerdo. No hubo conciliación entre ambas partes. Había que firmar unos papeles entonces fuimos al estudio, me saqué el saco y tenía una corbata de rugby. Él me pregunta, ¿vos jugas al rugby? Le contesté que sí y nos pusimos a charlar. Solucionamos todo a través del rugby. Lo que te da el rugby en otro deporte no pasa.

14- ¿Te arrepentís de algo?

De no haber jugado más. Yo me comprometí mucho con el club y desde muy chico. Fui capitán en quinta división de lo que hoy es M1 y M2. Mi viejo tenía una quinta cerca de Ruta 4, donde también entrenamos. Los sábados me iba con él y me cruzaba a la cancha a cortar el pasto y a hacer otras tareas. Tengo un gran sentido de pertenencia por Los Espinillos.

15- ¿Creés que el predio nuevo tiene que generar la unión de todas las generaciones?

Uno que no pudo tener un lugar propio lo ve de otra manera. Los chicos que están ahora tienen que valorar más nuestro lugar. También, están las personas que trabajan y dan una mano continuamente con las tareas. Solo es cuestión de arrimarse y colaborar.

16- Sos uno de los que integran el staff del Seven del Lago. El año que viene cumplen 25 años, ¿pasa el tiempo no?

Sí, mucho tiempo. El Seven del Lago pese a los inconvenientes de cada año se ha mantenido. Recuerdo que comenzamos con los Seven internos del club. Luego, invitamos a equipos de la región y ya dejamos de ser interno. Después, le dimos forma de torneo y organizamos el Seven de la Naranja y finalmente cuando se institucionalizó pasamos a ser el Seven del Lago que lo jugamos primero en Punta Viracho y luego en Playa Sol.

17- Si lo mantuvieron por 24 años es porque la organización fue correcta, ¿qué objetivos se plantean en un corto plazo?

Desde la organización siempre nos quedan cosas por hacer. En octubre y noviembre ya comenzamos con las reuniones y con el staff nos repartimos las tareas. Hace un tiempo hablé con Andrés Piñol y Nicolás Morales y creemos que nuestra meta es hacerlo más competitivo. Eso se logra invitando a equipos de afuera y de buen nivel. Queremos que el Seven del Lago crezca en lo técnico y que deje de ser recreativo.

18- A tu entender, ¿Quién fue el mejor jugador con el que compartiste cancha?

Cesar Morales. Lo extraño mucho.

19- ¿Quién fue el capitán más sobresaliente?

Nicolás Pessolani. Hace unos años compartí cancha con él. Recuerdo un partido contra San Martín de San Jaime que le tocó la capitanía y siendo muy joven resolvió todas las situaciones con solvencia e hidalguía.

20- ¿Tu mayor logro?

Mi familia. Estoy orgulloso de ellos.

Informe: Prensa Los Espinillos

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